viernes, 23 de marzo de 2007

Los mejores materiales para exteriores

Cuando nos planteamos la decoración de los espacios que rodean la casa, tenemos que considerar varios factores. Uno de los primeros es adecuar nuestras intenciones a la cantidad de espacio con la que contamos para lograr cierta armonía visual. Podríamos cometer el error de querer meter demasiadas cosas en el jardín, lo cual produciría un efecto de saturación; justo lo contrario que se quiere conseguir.

Así pues, aprovecharemos el terreno de una forma inteligente dando prioridad a los detalles. Es mejor lucir pequeños núcleos de interés equilibradamente dispuestos que cargar demasiado el ambiente sin orden. Este fin es fácil de alcanzar por ejemplo, si la parte más cercana a la pared de casa es convertida en un comedor al aire libre. Lo único que tendremos que hacer será adquirir un conjunto de mesa y sillas. Si necesitamos este espacio de día, cuidaremos de comprar mobiliario plegable.

Al margen de las cuestiones estéticas y de estilo, existe una cuestión que se suele pasar por alto incluso después de haber adquirido todo el mobiliario y el resto de accesorios de exterior. La mayoría no considera las condiciones climáticas de la zona en la que habitan y se lanzan a la compra de muebles que, una vez instalados, no resisten las inclemencias del tiempo ni el paso del mismo.

Las maderas más recomendables
Si existe un material utilizado hasta la saciedad en la industria del mueble, ése es la madera. Los diferentes tipos de esta materia prima tienen características propias así que tendremos que tener en cuenta que no todas las maderas son iguales en resistencia. Lo que buscamos en el exterior son muebles que permanezcan fuertes ante las condiciones adversas que se puedan presentar como sol intenso o lluvia.

De cara a la intemperie, el pino o la haya son impensables. Su delicada composición no soporta la acción de los agentes externos y pronto veríamos cómo se afea su apariencia exterior. Tendríamos que invertir en protectores como barnices o ceras para mantener la belleza natural de estas maderas. Si queremos ahorrarnos esfuerzos y disgustos, lo mejor es adquirir muebles en madera con el poro más cerrado como el orinoco, la bubinga o la solicitada teca.

La madera de teca es una de las más estables y, en consecuencia, una de las más utilizadas en todo el mundo. La especie Tectona grandis es la encargada de suministrar la madera con la que después se construirán multitud de objetos. Los núcleos más importantes se localizan en Tailandia, India, Birmania e Indochina. Comparada con otras maderas, supera en peso a la caoba mientras que el roble es más ligero que ella.

La forja en el jardín
El hierro forjado es muy apreciado por la versatilidad con la que se adapta tanto a espacios interiores como a exteriores. Desde románticos cabeceros de cama hasta elegantes celosías, pasando por perfecto anfitrión de comidas celebradas en el jardín. Por otro lado, su probada resistencia al uso y al paso del tiempo, lo ha convertido en protagonista excepcional de un gran número de exteriores.

Además de tener la moda actual de su lado, la forja nos concede otra gran ventaja relativa a su conservación. El mantenimiento del mobiliario realizado en hierro forjado es el que menos esfuerzo nos exigirá para lucir siempre en perfecto estado. Podemos aprovechar la llegada del otoño para lijarlo y aplicarle una capa de antioxidante. En función de la zona en la que vivamos, tendremos que darle una mano de pintura cada año y medio-dos años.

Aunque al principio puede resultar poco cálido, el hierro forjado es más confortable de lo que pensamos a primera vista. Lo único que tendremos que hacer para aportarle un toque personal es combinarlo con tapicería. El catálogo de telas disponibles dentro del mercado es muy amplio, pero siempre realizaremos nuestra elección basándonos en el criterio de la calidad. Si aún así no nos convence, apuntaremos al mimbre y otras fibras naturales pero tendremos que protegerlas bajo un toldo o pérgola.

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