viernes, 25 de mayo de 2007

Un salón de una gran ciudad

París, Londres o Madrid son auténticas megalópolis que comparten numerosas características de las grandes ciudades: atascos, prisas, estrés, gritos, tumultos y, lo más importante, la necesidad de encontrar un lugar en el que olvidarse de todos ellos. Por eso vamos a darte los mejores consejos para que hagas de tu salón un auténtico refugio en la gran ciudad.

Lo primero que necesitas es espacio, e intentar que éste sea lo más acogedor posible. Cuanto más despejado parezca tu salón, mejor. A ello apuntan precisamente las tendencias más en boga: el minimalismo y los estilos orientales como el Zen y el Feng Shui. Ambos huyen de los ambientes innecesariamente sobrecargados en busca de la pulcritud y el desahogo visual.

Los materiales adecuados
Para lograr amplitud cuentas con un sinfín de posibilidades. Los materiales que más te ayudarán en tu tarea son el acero y el cristal. El primero dotará de un aspecto moderno y actual a tu salón. Pese a su robustez no deberás temer que resulte pesado, ya que un correcto empleo producirá un efecto de ligereza. Buen ejemplo de ello son las cada vez más populares sillas con esqueleto de acero.

El cristal resulta ideal para que tu salón respire y sea luminoso. Su capacidad para dejar que la luz pase a través de él hará que aproveches al máximo la iluminación de la que dispongas. Una idea que puede resultarte muy útil es combinar ambos materiales en un único mueble, ya sea en una mesa, en una estantería o en un práctico mueble-bar, potenciando sus características mutuamente.

Si tienes la posibilidad de hacerlo no dudes en colocar un amplio ventanal con vistas a la ciudad, especialmente si gozas de una buena vista de la misma, de su tráfico o de alguna calle concurrida. Este truco te servirá para, a la vez que refuerzas el ambiente urbano y cosmopolita del salón, recordar la paz y la tranquilidad que estás intentando crear en la estancia, en contraste con el caos reinante fuera de ella.

Los colores apropiados
La pureza que transmitirá tu salón has de lograr conservarla a la hora de elegir los colores que lo vestirán. Para ello, lo más sencillo y efectivo es que emplees tonos neutros: blancos, negros, grises, beiges… La combinación entre ellos, además de elegante y vistosa, es muy sencilla, y te permitirá jugar con atractivos contrastes manteniendo la armonía del conjunto.

El blanco será, por norma general, el que predomine en la mezcla, facilitando la luminosidad y favoreciendo la continuidad visual. El negro es un color cada día más presente en la decoración, sobre todo en estilos vanguardistas y actuales, haciéndose prácticamente imprescindible en las grandes urbes. El gris te permitirá hacer composiciones más variadas y graduales.

Como puedes suponer, no deberás abusar del empleo del color ni de adornos o detalles innecesarios o superfluos. Un buen ejemplo es la ausencia absoluta de estampados en las actuales casas en la ciudad. Si bien éstos son de gran utilidad en el rústico o el clásico su efecto es totalmente contraproducente en aquellos hogares que desean ser muestra de puesta al día y modernidad.

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